martes, 27 de junio de 2017

Cuando el final, es un nuevo comienzo...


Cuando una relación no termina exactamente por una causa monumental, de esas que la sociedad nos ha enseñado y las telenovelas tanto han explotado, quiero decir, una infidelidad, o maltrato físico, o cualquier otra causa melodramática, las personas tienden a no asimilar que fue lo que pasó y es que no pueden entender, por qué si un día todo era perfecto, al otro parecía que todo se iba a ir por un caño en cualquier instante... Y en poco tiempo, eso es lo que realmente sucede. Entonces llegan las dudas, ¿por qué?, ¿qué pasó, si todo iba tan bien? y el entorno que nos rodea no es ni de lejos compresivo con la situación, ya que todas las personas que conoces se muestran sorprendidas por la situación y algunos te dirán cosas del tipo: "Eso se veía venir", "No te convenía, estas mejor sin él" o totalmente lo opuesto como "Creí que todo iba muy bien" o "Pero, ¿cómo? se veían tan bien juntos" y ni tu misma sabes que pensar; te sientes perdida en el mar de la incertidumbre y crees que has perdido la brújula que te marca el camino. No nos damos cuenta, pero el camino sigue ahí, es solo que esta nublado y no puedes verlo. Pero después del periodo de asombro-asimilación, llega el momento de poner todo en orden, así que buscas el último punto de restauración donde fuiste feliz solo por ti, por lo que eres o lo que haces y finalmente te das cuenta de que la vida continúa y por muchos tropiezos que tengas debes seguir adelante, dejar ir lo que te lastima y abrir los brazos para recibir nuevas oportunidades que quizá te harán llorar o reír, eso no puedes saberlo, pero a diferencia de antes, tendrás un plan de contingencia para enfrentarlo. 



Un día me sentí filosófica y quise contar mi historia sin que pareciera telenovela de la tarde, quiero decir, sin tanto drama y desde un punto de vista más omnisciente, quizá alguien se sienta identificado con esto o quizá solo es carreta barata, lo importante de esto es que aprendí la lección. 





Te amé, hubo un tiempo en que realmente lo hice y mucho a decir verdad, quizá más que a mi propia vida, por eso sé que era un amor insano, un amor que desde todos los puntos de vista en que quiera verlo ahora no tenía futuro, era un amor enfermizo y egoísta, sobre todo egoísta pero muy bien disfrazado de generosidad y desinterés a veces incluso parecía sacrificado, pero ahora lo sé y lo entiendo perfectamente, ahora sería capaz de detallarte incluso con ejemplos cuán egoístas fuimos tu y yo el uno con el otro; tardé mucho en comprenderlo y lo más triste de la historia es que fueron muchas las lagrimas que tuve que derramar antes de poder asimilarlo; ahora bien puedo decirte que en realidad nunca te amé más solo creí que lo hacía, aunque negarte lo mucho que llegué a quererte sería rayar en la hipocresía conmigo misma. No voy a mentirme, ya me he engañado suficiente, por muchos años, al creerme enamorada de ti hasta los huesos; y tampoco quiero mentirte al disfrazar la realidad con eufemismos innecesarios, que distorsionen la verdad. Fuiste un dolor muy grande en mi vida, pero también necesario, he de reconocer que contigo aprendí a identificar mis propios límites, ¿hasta dónde debe llegar el amor? ¿qué debo tolerar y que no? ¿qué es realmente importante en una relación y que no? aunque parezca inverosímil, yo no lo sabía. Existe una muy delgada línea entre la tolerancia y la estupidez y es la ingenuidad, dice un excelente psicólogo, del cual me volví adepta luego de nuestra ruptura (Walter Riso)1, y después de muchas lecturas comprendí que fui demasiado ingenua contigo y tu te aprovechaste de eso, quizá no conscientemente, ¿o tal vez si?, eso, ya no es relevante, así que lo dejaré a tu criterio; solo quiero que sepas que fue lo que pasó, al menos de mi parte; porque todo dio un giro de 180° en muy poco tiempo y lo que un día era una discusión tranquila y normal entre nosotros al siguiente se había convertido en la prueba mas grande de que no estábamos, como yo creía, hechos el uno para el otro. Aún así te agradezco todo el tiempo que estuvimos juntos, te agradezco por aquellos pequeños momentos en los que fuimos felices y también te agradezco por todas las lagrimas que derramé porque me hicieron aprender una gran lección.

Hoy en día, he hecho las pases conmigo misma; hoy en día, soy como el fénix que renace de sus cenizas y soy una prueba más de miles, que el amor siempre triunfa sobre la adversidad, en este caso el amor a mi misma. Mientras estaba totalmente destrozada y llorando tu pérdida, arrepintiéndome de muchas cosas que pude haber hecho y no hice, o de muchas cosas que hice y no debía haber hecho, arrepintiéndome de lo que dije y lo que no y luchando por reconstruir mis sentimientos heridos; llegué hasta el extremo de arrepentirme de todo y pensar que debí haber sido más tolerante contigo, que todo había sido culpa mía y que si yo hubiese sido un poco más paciente con tus actos aún sería ¿feliz? Esa fue mi gran interrogante, que resolví un día mientras arreglaba mi habitación, al dejar caer uno de los detalles que me habías regalado a lo largo de 3 años de relación, el estruendo que hizo al tocar el suelo fue como un golpe de la realidad, en seguida me di cuenta que yo misma estaba siendo víctima y verdugo de mi propio destino, me seguía atando indefinidamente a tu recuerdo y así jamás podría perdonarme por mis errores. Así que terminé de hacer limpieza a mi habitación y de paso depuré mi espacio personal de tu recuerdo con la firme convicción, no de alejarme de ti a pasos agigantados, como habían intentado hacer hasta ese momento, sino de simplemente dar un paso al costado y hacerme a un lado para verte pasar por delante de mi, desandar lo andado o quizá empezar un nuevo camino, no intentando mantenerme alejada siempre, sino simplemente intentando encontrar mi propio camino.

Así empezó mi camino hacia el olvido, o mejor, hacia la superación de una relación difícil desde todos los puntos de vista, y es que, no intentaba olvidarte, solo intentaba reencontrarme; volver a ser yo con todas mis virtudes y defectos y por fin pude dejar de ser la versión de mi que tu querías. No quiero que pienses que nuestra relación fue en vano o que no valoro lo que vivimos, de hecho lo hago y mucho, pero siento que cometí tantos errores que, aunque ya me perdoné a mi misma por ellos, debo ofrecerte mis disculpas; ya no hay arrepentimientos en mi, así que no te diré "si hubiera sido diferente..." en cambio te diré "lo siento, ahora sé que estabas destinado a ser solo un capitulo en mi vida y espero sinceramente, que algún día, puedas perdonar todo el daño que te causé".

Con sincera gratitud... 





Jesare



No hay comentarios:

Publicar un comentario